
Tres adolescentes ucranianos, Vladislav, Denís y Rostislav, que fueron llevados por Rusia desde el ocupado Óblast de Jersón para su «reeducación» en Crimea, se amotinaron en el campo. La historia de los chicos la cuenta Político.
En diferentes momentos de 2022, los adolescentes fueron trasladados por la fuerza al campo de Druzhba en el territorio de la península ocupada. A Denís, por ejemplo, lo sacaron en octubre, un mes antes de la liberación de Jersón. Junto a él, en la institución se encontraban otros 300 niños.
En el campo, los niños fueron objeto de burlas, golpes, encerrados en el sótano y algunos fueron amenazados con ser enviados a un hospital psiquiátrico, dijeron los niños.
«Tan pronto como Vlad y sus amigos se dieron cuenta de que el Kremlin no los iba a devolver a casa, protagonizaron una rebelión abierta», dice el texto.
Los niños intentaron evitar la interpretación diaria del himno nacional ruso en la plaza del campamento, corrieron a la tienda local para evitar comer comida del campamento y luego comenzaron a encerrarse en su habitación sin salir de ella, a pesar de las amenazas de la dirección del campamento.
«Las autoridades rusas los trasladaban constantemente de una institución a otra, convenciéndoles de que Ucrania pasaría a formar parte de Rusia y que sus padres ya no los querían. Los adolescentes hicieron todo lo posible para resistir», dice el texto.
Los niños a menudo eran castigados severamente por desobediencia, pero permanecían desobedientes, rompiendo deliberadamente las reglas, tanto por diversión como para sobrevivir, escriben los periodistas.
Al final, la organización Save Ukraine ayudó a devolver a los niños a Ucrania a través del territorio de Belarús. Los jóvenes recorrieron a pie los últimos kilómetros a lo largo de la frontera entre Belarús y Ucrania.
«Estos campos existían incluso en la época de la Unión Soviética, cuando Iósif Stalin los utilizaba para el procesamiento ideológico o la «rusificación» de niños de otras nacionalidades», dice el texto.
Hoy, en un intento de destruir la identidad nacional de los niños ucranianos, el presidente ruso Vladimir Putin está restaurando parte de esta infraestructura, donde se supone que deben impartir educación patriótica, explican los periodistas.
«Ucrania informa que casi 20.000 niños ucranianos de entre 7 y 18 años han sido expulsados ilegalmente de sus hogares en los territorios ocupados. Rusia, que justifica sus acciones como una misión humanitaria para salvar a los niños de la Ucrania nazi, afirma haber ‘adoptado’ a más de 700.000 niños», se lee en el texto.
Desde el comienzo de la gran guerra, 1.234 niños han sido devueltos a Ucrania, añade Político.
Fotografía: Sasha Maslov para Politico