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Andriy Zagorodniuk: la guerra de Rusia contra Occidente continuará hasta que Putin sea derrotado

#Opinión
febrero 11,2025 59
Andriy Zagorodniuk: la guerra de Rusia contra Occidente continuará hasta que Putin sea derrotado

Andriy Zagorodniuk, investigador honorario del «Centro Eurasia» analítico, jefe del Centro de Estrategias de Defensa y ex Ministro de Defensa de Ucrania.

Fuente: El Consejo Atlántico

A medida que aumentan los rumores sobre posibles negociaciones para poner fin a la invasión rusa de Ucrania, es importante comprender la verdadera naturaleza de la guerra que Vladimir Putin inició hace casi tres años. Esta no es sólo una guerra territorial que puede resolverse mediante concesiones territoriales limitadas. Los objetivos de Putin son mucho más amplios. Está librando esta guerra para socavar el sistema de seguridad internacional existente y reemplazarlo con un nuevo orden mundial en el que unas pocas grandes potencias puedan dominar a sus vecinos.

Desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Putin ha expresado repetidamente su visión de un «orden mundial multipolar» que desharía los efectos de la Guerra Fría y dividiría el mundo en esferas de influencia. Al desafiar la inviolabilidad de las fronteras, al invadir Ucrania, intenta destruir los cimientos de la seguridad global moderna y hacer que el uso de la fuerza militar sea habitual en las relaciones internacionales. Si sus acciones se consideran exitosas, sentarán un precedente peligroso que inspirará a regímenes autoritarios en todo el mundo.

El sueño de Putin de un nuevo orden mundial se manifiesta en su deseo de celebrar negociaciones bilaterales con Estados Unidos sobre el destino de Ucrania y Europa sin su participación. Quiere demostrar que la soberanía es negociable y que algunos países tienen más influencia que otros. Un enfoque así puede tener consecuencias catastróficas tanto para Ucrania como para Europa en su conjunto.

El mundo que Putin quiere crear se regirá por los principios de una jungla geopolítica, donde reinarán la inestabilidad y la agresión. Los conflictos armados se extenderán por todo el mundo, a medida que las reglas actuales de las relaciones internacionales serán reemplazadas por el principio de «el poder es el derecho». La prosperidad económica sin precedentes de las últimas tres décadas se verá amenazada por barreras comerciales y un gasto récord en defensa. Sólo países como Rusia que buscan hacer realidad ambiciones revisionistas o expansionistas se beneficiarán de esto.

La situación de seguridad internacional ha alcanzado un nivel crítico y ya no es posible poner fin a la guerra confabulando con Rusia o concluyendo un compromiso de paz. Rusia debe perder en Ucrania y esta derrota debe quedar claramente demostrada.

Actualmente, la situación es completamente diferente. Putin se siente más confiado en su victoria, no ve ninguna razón para poner fin a la guerra y continúa mostrando fuerza en el escenario internacional. Está formando con éxito una coalición con regímenes autoritarios como China, Irán y Corea del Norte que apoyan su agresión en Ucrania y comparten el objetivo de destruir el orden mundial actual.

En el frente interno, Putin logró poner la economía rusa en pie de guerra y encontró nuevos socios para compensar las pérdidas en los vínculos con Occidente. Se prepara abiertamente para una guerra prolongada y espera una falta de determinación por parte de los países occidentales.

Para detener la guerra, Putin necesita demostrar que la continuación de la agresión en Ucrania será un desastre para Rusia. Para ello, es necesario tomar medidas integrales destinadas a debilitar a Rusia tanto económica como militarmente.

Las perspectivas económicas para Rusia ya son negativas debido a la guerra y la situación podría empeorar significativamente si Occidente toma las medidas adecuadas. Existe una necesidad urgente de una mayor coordinación entre Estados Unidos, el Reino Unido, la Union Europea y otros países que apoyan las sanciones contra Rusia. La implementación de las sanciones existentes aún es insuficiente y se necesitan medidas más estrictas dirigidas a los intermediarios.

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Fotografía: Shutterstock

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